Todos mienten

Todos mienten : menos descerrajada que desgranada, esta verdad avanza con cautela por un Montevideo de enigmas sellados y secretos que esperan su hora. Son los años 70, y en los insondables bajos fondos de la dictadura cívico-militar campean el crimen y la codicia. No muy lejos, está la guerra de España, de cuya derrota también se hace heredera esta formidable novela negra.
Es así que, por una ciudad anudada en sus bares y cafés, sin estrépito y con las ilusiones menguantes, el narrador va siguiendo sucesivas vueltas de tuerca que espesan el misterio y colocan al improvisado investigador en una sólida soledad, únicamente penetrada por sus lecturas de Borges, Melville o Bioy.
Borges, es sabido, definió el policial como un género intelectual, sin duda pensando en el policial a la inglesa con su luminosa indagatoria, pero sin considerar la novela negra, de confusa nocturnidad. No obstante, esta última para nada excluye el componente intelectual, al que tal vez agregue una meditación metafísica sobre la posibilidad de la verdad y de la justicia. Onetti, que hizo del desfalco un asunto ontológico, también en eso es nuestro gran maestro.
Todos mienten se inscribe brillantemente en estas cruciales tradiciones, interrogando las esquivas chances de contar con la verdad.