Horrores breves ilustrados

Se trata de pequeñas escenas macabras, cargadas de impactantes imágenes realizadas en blanco y negro, pero en las que el color rojo está siempre presente.

Hay historias de todo tipo: irónicas, aterradoras, divertidas, sangrientas, prodigiosas , incluso hay alguna filosófica.

Para todos los gustos y de todos los sabores.

El escritor de microrrelatos es un alquimista.

Utiliza las redomas de sus palabras y las mezcla en las probetas de las frases, las lleva a ebullición con la llama de la síntesis y finalmente recurre a la magia para conseguirla la auténtica esencia que persigue. Una única molécula de fluido. La concentración básica del relato, aquella gota de elixir en la subyace un mundo completo reducido a su más mínima expresión.

Es muy difícil escribir microrrelatos, es toda una especialidad. Cada palabra es importante, cada giro, cada expresión En unas pocas líneas el autor-alquimista tiene que contar una historia, construir un universo, transmitir unos sentimientos.

Y si escribir microrrelatos ya es meritorio de por sí, centrarse en el género de terror es todo un reto que muy pocos escritores se atreven a encarar. Y, si lo hacen, aún son menos los que salen victoriosos.

Del Prólogo de David Jasso