Fuente del fin del mundo III. Camino a la fuente

El tiempo que dediquéis a la lectura de estas amarillentas páginas, jamás podréis medirlo con las manecillas de un reloj, solo los pálpitos de vuestro corazón, a veces pausados y otros acelerados serán capaces de medir la anhelada inmortalidad que esta esta mágica lectura os concederá si os atrevéis a saciar vuestra sed en las aguas cristalinas e iridiscentes de la Fuente del Fin del Mundo.
¡Sí! la novela se hace corta e intensa, quizás trepidante. Al comenzar a leer y reanudar el viaje, la misma pregunta os mantendrá en vilo ¿encontrará el caballero al fin esa mágica y evasiva Fuente? Y mientras transcurre la narración esa misma fantasía acompañará vuestro trote, volveréis a cabalgar junto al andante y esta vez os aventuraréis en la búsqueda del Fin del Mundo. Pero si sois pacientes y capaces de hollar esas tierras, es posible que al final descubráis que todo ha resultado un sueño o tal vez el engaño de un hechizo ¡Quizás esa quimera no exista y jamás ha existido!
Sin embargo el misterio habrá apresado y hechizado algo intangible e invisible, algo que de veras no existe, pues el paso del tiempo es una entelequia que únicamente el ser humano fracciona y cuenta, y por desgracia convierte su transcurso en prisa, vértigo y velocidad, sin ser consciente de que el tiempo y sus 'defectos' secundarios nos restan la inmortalidad del alma.
Aunque por suerte todavía queda otro libro mágico, del que no adelanto nada Bien, diré de él que es maravilloso